domingo, 9 de marzo de 2025

Cuando toca empezar más de una vez

Sin saber el cómo, ni el porque, más de una vez me ha tocado reiniciar mi vida. 
Mi mente se ha sentido perdida, nublada, y para poder salir de ese sentimiento he necesitado hacer unos cuantos saltos al abismo mismo, metafóricamente hablando. 
Creo que todo empieza desde el sentir de no pertenecer, porque si, no es fácil confesarlo pero muy rara vez me he sentido a gusto en grupo, puedo decir que ni con mi familia me he sentido en completa pertenencia, muchas veces he pensado que era una bicho raro, pero ahora con unos cuantos años, siento que amo el bicho raro que soy, me amo tal cual soy, he empezado a estar en plenitud conmigo y con el grupo, obviamente no con todos los grupos, ni todos los días, pero ese gozo se ha generado en mi, desde mi aceptación, de esa re construcion del sentido del amor propio, de que no quiero encajar en todo, y el que no quiera estar disponible para todo. 
Y el reinicio, ese tema a que va, a que esas inconformidades que me hacen doler el alma, me han llevado a replantearme quien soy, más de una vez, pero el definirme cambiante, me ha ayudado aceptarme y ser valiente, y vivir desde la plenitud. 

Extraño el olor a nuez moscada

Domingo... Domingo...domingo...

Cuando era niña y durante mi adolescencia era una tarea obligatoria visitar a mis abuelitas, y es algo que hoy extraño de una forma que no se sospecha. 

Las dos eran completamente diferentes, la materna, una lecho de amor, ternura y nobleza que añoro en el alma muchas veces ser, si ser como ella, y la paterna, fuerte, inteligente, con un humor negro, esporádica, que también me gustaría ser. 

Las risas, las charlas, los juegos con mis primas, de cada lado unas especiales, que hoy por hoy solo guardo relación con las primas maternas, a veces no siempre,  me gustaría tener contacto con las primas paternas, pero realmente han sucedido tantas cosas que es mejor estar así, lejanas y añoradas. 

Pero bueno... El olor, las dos casas de mis abuelas tenían olores particulares, una, la materna, a un café que olía a cielo, que hasta el día de hoy, no he vuelto a oler, porque si, porque lo hacía ella, y la otra a nuez moscada, a un rico olor a nuez moscada. 

Las añoro a los dos, y como se que la energía no se destruye sino que se transforma, se que las dos habitan en mi y en mi hermano, así como cada una habita en mis padres, y en mis tíos, y en mis primos. Y que la solemnidad del haber existido en este plano, hace que de vez en cuando recuerden visitarme a través de sus fragancias, de su amor y de la magnitud de su energía e historia. 

Abracen a sus abuelas si todavía las tienen ❤️‍🩹